miércoles, 27 de julio de 2011

MI EXPERIENCIA COMO MADRE!

Morelia, Mich., a 23 de junio de 2011.


Fruto de mis entrañas y de los anhelos más profundos que cualquier mujer pueda desear; soy galardonada por darte a luz, por alumbrarte físicamente, pero más aún, porque a través de ti, mi existir completo fue alumbrado por esa pequeña rubia que tuve en mis brazos hace veinticinco años. Niña pegada a mi pecho, que me dio la oportunidad de arrullarla, acurrucarla y besar cada uno de sus pequeños dedos (que ciertamente no eran pequeños, siempre han sido largos); y  creo que son largos porque fuiste diseñada para alcanzar los sueños más altos y sublimes que surgen de tu propio corazón.
No quiero felicitarte por tus veinticinco años, más bien quiero agradecerte por cada  mes, semana y días transcurridos  en que me has dado chance de ser tu madre (no perfecta, por supuesto, pero si, con la mejor disposición en mi interior para acompañarte en tu camino).
Gracias por cada sonrisa. ¿Sabes que  a los pocos minutos de nacida  se dibujó una  sonrisa leve en tu rostro, tan delicado desde entonces,  y desde ese momento obtuvo el  poder de sanar heridas y traer ilusiones a las personas?
Gracias por tu alegría, por cada carcajada, por cada berrinche, por cada desobediencia, gracias por cada paso dado y por cada decisión no tomada. Primero, porque tu alegría es contagiosa y levantas al más caído, transmites vida, hija, y ese es un don que no a toda persona le es conferido. Gracias por cada carcajada, porque todas ellas, rompen con el más tenso de los ambientes y fracturas todo pensamiento de tristeza del entorno que te rodea. Gracias por cada berrinche, todos ellos me han hecho conocer tu parte débil para fortalecerla o han descubierto las mías para meditar en los cambios que debo hacer. Gracias por cada desobediencia, porque al corregírtela, has mostrado un espíritu enseñable y humilde; gracias por cada paso dado, porque ellos me conducen a la sabiduría (creo que el don de la enseñanza te lo depositaron desde las entrañas). Gracias por cada decisión no tomada, porque al decidir no llevar a cabo algunas acciones, me has enseñado la lección de perdón que necesitaba  mi corazón, mientras el tuyo me gritaba en silencio el verdadero perdón que sólo puede venir del Padre.
Han sido veinticinco años en los que tu valentía, tu amor por la vida, tu fuerza y alegría se han impuesto a las generaciones de tus padres en una forma maravillosa y esto ha abierto brecha para que tus hijos y los hijos de tus hijos vivan vidas más ricas, más espléndidas y realizadas. Veinticinco años en los que a través de lágrimas e inmensas alegrías, crecí contigo. Veinticinco años en los que logros y fracasos, nos fortalecieron juntas; veinticinco años en los que acuerdos y desacuerdos, nos enseñaron a ser el mejor equipo. Veinticinco años en que la pérdida mala  ha sido ganancia buena (como el saber bajar la cabeza en los momentos precisos en las circunstancias correctas) y la ganancia mala pérdida buena (los enojos antepuestos a nuestra padre relación); finalmente entre pérdidas y ganancias nos hemos construido y edificado una a la otra, fortificando lazos y edificando los muros de nuestra casa interior.
Nos encontramos en el camino, a través de un cordón umbilical que nos unió por siempre;  ciertamente ya ha sido cortado, por las muestras de  independencia que has dado y has sido favorecida con   alas fuertes y poderosas  para volar muy, pero muy alto; más sin embargo el cordón que nos une ahora, es un cordón indestructible que nos mantendrá unidas más allá de la muerte, porque “cordel de tres nunca se rompe…”, y éste es el cordel del Espíritu Santo entre madre e hija. Hija que a veces le tocó ser madre (quizá como  previa advertencia del significado que da la apertura  de matriz), hija que ha sido la mejor administradora de lo que se le encomendó hacer, por el alto sentido de responsabilidad que muestras ante todos tus compromisos; aún con la vida misma, al corresponderle siempre a  Dios con alegría, con un espíritu de gratitud y sobre todo con la capacidad de gozo incomparable que tienes desde siempre y para con todo lo que la Vida te otorga…

Gracias por la oportunidad que me has dado de permanecer a tu lado hasta este día. Y hoy yo te bendigo con el Amor del Padre, con la Gracia del Hijo y con la Sabiduría del Espíritu Santo. Si tú sigues cultivando y cuidando de esta bendición, serás próspera en todo lo que tú hagas y tus riquezas serán tantas, que no podrás contarlas.
Sabiendo que tienes una visión como de águila, sobreentiendo que aprecias que las riquezas van más allá del dinero y las finanzas (cosa que te es otorgada desde ya); cultiva tu corazón y tu conexión indestructible con tu Padre, porque allí siempre encontrarás las respuestas a tus deseos y la satisfacción a los anhelos más arraigados y puros de tu corazón.
Te amo más allá de lo que puedas imaginar o sentir, e infinitamente agradezco que lo más económico que yo te haya podido dar, tú lo hayas convertido en la riqueza más cotizada que cualquier otra dádiva que alguien más te hubiese dado.
Bellísima físicamente, retén en tu sentir y tu memoria, que la verdadera fuerza radica en tu  belleza interna y cuida que ésta se mantenga sobre  las alas del Espíritu Bello, porque Es Quien te conducirá a los prados más verdes y a las tierras más fructíferas que jamás hayas podido imaginar.
Disfruta, goza, ríe y canta  siempre que puedas hacerlo, porque con ello nos das un montón de vida a los que te rodeamos.
¡¡¡ Siempre serás la niña de los ojos de El que te ama más que yo y tú nunca dejarás de ser mi preciosa princesa!!! 

ELIZABETH LOPEZ GARCIA    

     

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