Siempre tuve la creencia de que padre era solamente era estar en la casa y cubrir las necesidades económicas de los hijos; de que padre era “cumplir con la obligación” de mandar a los hijos a la escuela y quizá dar unas vacaciones de vez en cuando para distraernos del cansancio de “ser hijo”.
¡¡¡Qué equivocada y torpe fue mi visión durante años!! No cabe duda que se entiende lo que es ser padre hasta que se tiene un hijo.
Y ahora, tengo la visión más despierta y el oído más agudo para ver y entender; tengo el corazón abierto para captar la esencia de los que es ser padre: padre es el que engendra y se mantiene de pié en las tormentas con los hijos; padre es el que educa y disciplina, el que se quita el bocado de la boca para alimentar a sus hijos y la camisa para cubrir la desnudez de los mismos.
¿Sabes algo? Alguien me decía que soy afortunada por tener el padre que tengo y yo digo que no: yo soy bendecida por tener al padre que ha permanecido conmigo en mis fallas y dificultades, quien estuvo conmigo como hombre, verdaderamente hombre, durante mi embarazo, quien nunca me juzgó ni me señaló con el dedo índice por deshonrar su apellido. Mi padre es éste a quien puedo abrazar y besar con la libertad que da el amor puro, mi padre es quien ha sido padre fiel y verdadero de mi hija, como si fuese propia; mi padre es éste de quien con orgullo puedo decir: “soy su hija”, un hombre que da honra y es honrado por toda persona que ha cruzado por su vida y su camino. Mi padre es ese hombre que se sabe mantener al lado de su esposa, y quien en la segunda oportunidad que tomó de la vida para continuar en ella, sabe permanecer a su lado como todo un caballero.
Padre, el que tengo yo, es un hombre que ha sabido perdonar mi carácter no fácil y quien me abre el oído para escuchar sus sabios consejos; parco al hablar, si, pero muy certero.
Mi padre, quien me ha hecho sentir que soy una madre valiosa, que puedo trabajar con ahínco por alcanzar mis sueños, porque ese ha sido su ejemplo de vida, quien me ha dado el empuje y la cultura de lo que es un verdadero trabajo, porque nunca lo he visto claudicar, ni aún en la peor de las situaciones críticas. Mi padre es quien me sostiene con orgullo y quien cambia mi dolor y lágrimas en con una sola frase de aliento y de esperanza.
Hoy decían en el mensaje de la iglesia, que a los hijos se les reconocía por quién era su padre; se les preguntaba a quienes habían hecho algún acto sobresaliente por el nombre del padre, y yo siempre he respondido que soy hija de Eduardo López Antúnez, cuando alguien me pregunta de quién soy hija.
Y no sólo eso, en esta brecha que me tocó vivir, limpiando mi pasado con la gracia que mi Padre Celestial me ha dado y llorando mucho por decisiones equivocadas, tengo la bendición de que mi hija, se haya afirmado en tu presencia, se haya forjado como mujer por tu apoyo, por tu solidaridad, por tu acogimiento, por tus sonrisas, por la honra con la que le has bendecido. Porque ella puede decir orgullosamente, desde pequeña, cuando fue confrontada desde kinder con la pregunta: ¿quién es tu papá?, ella alegremente y con seguridad podía contestar: “yo no tengo papá, yo tengo abuelo y es Eduardo López Antúnez”.
Creo que a quien se le ha dado más, más se le demandará, y ahora, con la experiencia de ser madre día tras día, momento tras momento, estoy convencida, de que de todos los hijos que engendraste, soy la hija a quien más se le ha dado.
Erróneamente, había pensado que la herencia era la que se deja económicamente, con bienes y riquezas financieras, pero, hoy que estoy en la Verdad, puedo convencida afirmar que la herencia es la casta, es la honra, es la fuerza, es el sabio consejo y la amonestación recibida con justicia y equidad.
Mi mejor herencia es tener un padre como tú: hombre sabio y sencillo, hombre fuerte, pero sensible, hombre de poco hablar pero certero. Hombre que desde el fondo de su corazón refleja la esencia verdadera del Dios que nos creó, porque esta es la herencia otorgada por tu madre desde la niñez, a través de sus oraciones, su fe y sus obras…
Padre, padre… lo que se dice ser padre es el que tengo yo y el abuelo que mi hija goza.
Sin palabras para expresar mi agradecimiento, lo que me quede de vida sea para honrarte y para hacer con mi vida una extensión de lo que ha sido tu vida en todo lo bueno, lo puro y agradable que mi abuela y tu abuelo te han dejado como legado, ese que te es entregado por tus generaciones y que no puedes renunciar a ello por más que quieras. Tan diferente a la herencia, de la que puedes desistir o aceptar en el momento que decidas y por voluntad propia.
Hombre bello es el padre que mi Padre me ha dado como legado…
Te quiero más de lo que tú supones, padre, verdaderamente te quiero…
Tu hija Elizabeth.
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